jueves, 20 de agosto de 2015

Vive el perdón, no el orgullo.


Vive el perdón, no el orgullo.
Perdonar es uno de los actos más sublimes que realiza un ser humano. Requiere grandeza de espíritu y humillarse ante Dios para que nos ayude a doblegar el orgullo, para regalar amor a través del perdón, para obviar los errores cometidos por otros y admitir que nosotros también cometemos errores y también, alguna vez en la vida, hemos sido perdonados. Sobre todo debemos mantener presente que nuestro Señor Jesucristo nos regaló el perdón de nuestras transgresiones, que si nos apoyamos en él, entonces sí podemos perdonar y sentir amor hacia ese otro ser que solicita nuestro perdón.
El orgullo pretende engañar a quien ha recibido una falta de un ser querido. Nos hace creer que si perdonamos es porque nos estamos rebajando, poniéndonos por debajo del otro y que nuestro perdón no será apreciado. El Señor dice: "Porque cualquiera que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido" (Lucas 14:11). No permitamos que el orgullo nos haga recibir la humillación que el Señor dictaminó que habremos de recibir cuando nos sintamos demasiado orgullosos para perdonar con humildad y olvidar el agravio cometido en nuestra contra. Son setenta veces siete las que debemos perdonar a los hermanos que nos solicitan tan noble acción (Mateo 18:22). Pide a Dios que ilumine tu corazón y llénalo de su amor para que seas capaz de regalar el perdón.

miércoles, 19 de agosto de 2015

Almagro y la OEA que trabajen con Haití.

Se armó el alboroto con las declaraciones de Almagro pidiéndoles disculpas a los dominicanos por la OEA  haber respaldado la invasión Yanqui a Santo Domingo en 1965. Lo hizo porque varias entidades lo solicitaron la vez que vino la comisión de ellos dizque a evaluar la situación con los haitianos que se quieren mudar todos para Dominicana, porque ellos no tienen país y los países ricos no quieren ayudarlos a construir uno. Los dominicanos no podemos andar perdiendo tanto tiempo en situaciones como esas. Ni la O.E.A. tiene tanta importancia como para que le quite el sueño a nadie ni mucho menos la tiene Almagro, que ha metido tantas veces la pata y el cuerpo entero con sus desacertadas declaraciones sobre el tema Dominicano y la migración haitiana. Importa poco lo que él diga o deje de decir, hasta que esa institución no trabaje y haga algo que valga la pena no hay que invertir tiempo en hacerle caso. Son demasiados los casos que han ocurrido y constantemente ocurren en el continente americano sin que la famosa Organización de Estados Americanos haya hecho ni siquiera un pronunciamiento al respecto y mucho menos tomar algún tipo de acción. Lo que Almagro y la OEA tienen que hacer es comenzar a organizar a Haití: primero que doten de papeles de identidad a sus ciudadanos, tal y como hicimos los dominicanos en el plan de regularización. Si necesitan ayuda que suelten el dinero que nosotros les ayudamos, pero, no con labia y muela, que de eso estamos cansados y con los políticos dominicanos nos basta y sobra. Que inviertan el dinero que hace falta para dar ese primer paso. Luego, que inicien una campaña de reconstrucción en Haití, así le dan trabajo a todos los haitianos que tanto lo necesitan y de paso que se queden por allá trabajando aunque sea de aquí al año 3000. Tercero, que implementen organizaciones que orienten una economía estable en Haití, que les enseñen a organizarse y a liberarse de los esclavistas que los tienen subyugados desde los tiempos de papa Doc. Y por último, que reforesten esa tierra tan árida y seca en que han convertido los haitianos a su país. Con esos cuatro pasos, entonces podemos hacerle caso a la OEA  y a la ONU y a cualquiera que quiera trabajar con los haitianos. Si quieren que ni nos avisen, que se muden con ellos allá en Haití y nos dejen seguir nuestro desarrollo. Mientras no hagan nada de eso… no le hagan tanto caso a Almagro.

domingo, 16 de agosto de 2015

El Jeffrey habla sobre el merengue.

Escuché al merenguero dominicano "el Jeffrey" decir que al merengue lo que le falta es que los merengueros trabajen más, que hay que darle nuevos colores al merengue, que él nunca comparte tarimas con otros merengueros en fiestas patronales, pues los demás merengueros ya no acuden a esas citas con el pueblo. Entre otras cosas, eso dijo el "Canta lindo". En cierta forma él tiene razón, sólo en cierta forma. La verdad es que inciden demasiados factores en todo esto de que el merengue no sea la música más consumida en Dominicana y el mundo en estos momentos. En primer lugar están los costos de producción. Un cantante urbano va con un D.J. y se presenta en cualquier lado, se trasladan en un carrito y quizás, si el D.j. no es quien arma el sonido, su equipo de trabajo se reduce a tres personas. Por eso esos muchachos cobran dos o tres pesos y se presentan en dos o tres lugares la misma noche. Una orquesta de merengue tiene que pagarle a cerca de veinte personas para tocar una fiesta. Entre músicos, sonidistas, choferes, representantes y cantantes… eso sale caro y no todo el mundo está dispuesto a invertir tanto dinero para contratar a una orquesta merenguera. Otro asunto es la preparación artística. La mayoría de esos muchachos del ámbito urbano ni siquiera han terminado el bachillerato, prácticamente no han invertido un solo centavo en su educación artística, para ellos es una dicha que la tecnología les permita grabar un tema con par de mil pesos y salir a repartir copias por todos los barrios, copias que ellos mismos hacen. Los instrumentistas que incursionan en el merengue, la mayoría son académicos, profesionales de la música a quienes les resulta algo difícil el recibir cualquier tipo de paga por algo que a ellos les ha costado tanto. Además, grabar un merengue, un solo tema, puede costar cualquier cosa entre treinta a cien mil pesos, depende de donde se grabe y del arreglista. No es lo mismo ni es igual. Otro factor es la educación. La sociedad dominicana no es ni sombra de lo que era en cuanto al tema de valores, superación y educación. Hace apenas vente años que ni uno solo de esos cantantes urbanos que graban vulgaridades habría sonado en la radio, en eso influye la autoridad que permite que eso suceda. La sociedad es proporcionalmente menos educada que lo que era hace dos décadas. Somos una sociedad menos culta, por eso los muchachos sin educación eligen como líder a un individuo que a lo mejor no sabe ni escribir correctamente. Así de sencillo. Sí, hay que trabajar, pero, también hay que buscar la forma de abaratar los costos de los instrumentos musicales mediante la reducción de los impuestos que pagamos al comprarlos; hay que invertir dinero en empresas dedicadas a la promoción del merengue, como dije, eso conlleva mucho dinero, pero es un negocio y tiene su retorno, es cuestión de invertir sabiamente. Otra cosa que dijo el Jeffrey es que no hace falta que los merengueros estén unidos para que el merengue tenga un repunte. Ahí sí que se equivocó. Si los merengueros se unen, pueden abrir varias emisoras de radio donde sólo suene el merengue, invertir en empresas que promocionen el merengue nacional e internacionalmente, adquirir lugares de esparcimiento donde sólo toquen los merengueros, entre muchas otras cosas más. El viejo dicho que dice que "en la unión está la fuerza" no es un invento. Es sabiduría clásica y duradera.

sábado, 15 de agosto de 2015

Armonía entre Cuba y Estados Unidos.

Si Cuba y Estados Unidos pueden realmente establecer una relación armoniosa, entonces todos podemos resultar beneficiados de la misma. Aclaro, que todo se haga dentro del clima de respeto y armonía, que Cuba mantenga bien alto el nivel cualitativo que le ha caracterizado, que nunca impere el servilismo ni permita que sus valores y tradiciones se pierdan ni se arrodillen ante la corrupción del capitalismo y el consumismo que le escolta… así las cosas podrán salir bien. Si Estados Unidos entiende, como parece que ha entendido, que Cuba puede brindar grandes aportes al mundo, tanto en el área de la medicina como en muchos otros aspectos del ámbito científico, puede nutrirse de la experiencia cubana en esas y otras ramas del saber humano y al mismo tiempo permitir que muchos otros países hagan lo mismo y a la vez lleven a Cuba las ventajas que le han sido privadas con el odioso embargo, que nunca tuvo ningún otro sentido que reflejar el miedo de los gringos a que todo el continente diera la espalda al capitalismo y adoptara el socialismo como régimen de convivencia humana entre los pueblos. Debemos todos contribuir a que las cosas caminen correctamente. Cuba es una gran nación y podemos aprender mucho de ella.

martes, 11 de agosto de 2015

Las desastrosas elecciones haitianas.

El desastroso espectáculo escenificado en Haití con motivo del maltrecho montaje de las elecciones parlamentarias, sólo podría ser tildado de "un paso de avance" por instituciones nefastamente inoperantes como la O.E.A. y la O.N.U.  Según informes de la prensa local haitiana, allí hubo muertes, heridas, violación de los derechos humanos, destrucción de más de 200 centros de votación, que impidió el voto a la mayoría de los haitianos, y un sinfín de calamidades que únicamente en desórdenes experimentales como Haití pueden ocurrir tales sucesos. Y los barbarazos de las mencionadas instituciones dicen al mundo que aquello fue un paso de avance. ¡Cuánta mediocridad! Todo por no hacer lo posible para que los haitianos superen el estado de miseria y abandono en que viven y al final querer que seamos nosotros, los dominicanos, los que carguemos con la miseria haitiana. Porque a ellos les conviene que no progresemos, para tener esta isla manejada a su antojo, como un punto desde el cual seguir controlando todos sus turbios negocios y creer que pueden utilizarlo como base de operaciones en un eventual conflicto bélico. ¿Dónde está la comunidad internacional? ¿Será que todos los demás países son serviles al grupito de halcones imperialistas que han hecho de la política internacional una libretita de apunte que llevan en el bolsillo? Lo primero que hay que hacer en Haití es otorgar papeles de identidad a todos los ciudadanos de ese país, así todos podrán tener derecho a elegir a sus autoridades; luego, poner la casa en orden. Eso tienen que hacerlo ellos mismos, los haitianos, pero, las mencionadas instituciones deberían ayudarlos a empezar y dejarnos tranquilos a nosotros.