domingo, 12 de junio de 2011

Historia del Merengue.

EL MERENGUE DOMINICANO
Los orígenes del Merengue dominicano levanta gran diversidad de opiniones y teorías sin existir una teoría precisa. Tanto África como Europa se han apuntado como los orígenes del Merengue. Lo más lógico es pensar que de nuevo se produce el proceso de fusión en el que la Contradanza, al decir de algunos historiadores, tiene una parte importante de culpa. Lo que hasta para el profano está claro es que el ritmo es de origen africano.
Las primeras noticias escritas sobre el Merengue en Santo Domingo datan de 1854.
Con anterioridad la danza nacional dominicana era la Tumba que influye definitivamente en la línea melódica del Merengue y viajó hasta el oriente cubano como ya hemos descrito.
Volviendo a la historia del Merengue, en 1854 aparecía en el periódico El Oasis un artículo de Eugenio Perdomo en el que se habla del nuevo baile que se populariza en Santo Domingo en 1854: "Y cuando dan principio al Merengue, Santo Dios! el uno toma la pareja contraria, el otro corre de un lado a otro porque no sabe qué hacer, éste tira del brazo a una señorita para indicarle que a ella toca merenguear, aquel empuja la otra para darse paso, en fin, el más elegante trastorna una figura y hace recaer la falta sobre su pareja, todo es una confusión, un laberinto continuo hasta el fin de la pieza".
Las primeras composiciones del merengue son atribuidas al coronel Juan Bautista Alfonseca (1810-1875). Él fue quien llevó el Merengue al pentagrama por primera vez según afirma mi buen amigo y periodista dominicano Beltrán Nicolás de Nagua. Entre los temas compuestos por Juan Bautista Alfonseca destacan "La Juana Aquilina", "Ay Coco", "Los pastelitos", "El morrocoy", "El Carlito cayo en el pozo" y otros.
Evidentemente el coronel recogió lo que el pueblo cantaba y compuso sus temas de acuerdo a la rítmica que el pueblo practicaba al igual que hizo Sebastián de Iradier y Salaverri al componer "La Paloma" y definir la Habanera en el primer pentagrama firmado por un músico de carrera.
La élite urbana dominicana calificó al Merengue de baile indecente, danza maldita, etc y añaden "no pueden decir que es la forma más cómoda de bailar, porque tienen que hacer mucha fuerza para llevar la pareja tan cerrada, el brazo levantado más alto que la cabeza, llevando la mano de la señorita a la espalda". En estos artículos de Perdomo se hacía un llamamiento a desterrar "este detestable baile de tan poco gusto".
Luis Alberti, uno de los músicos considerados como padres del Merengue, no cree en la influencia africana y aboga por raíces netamente españolas al considerar el Merengue como "una mezcla de lo español y nuestras tonadas campesinas de tierra adentro". Tonadas que en definitiva también tienen origen, fundamentalmente canario en su forma y castellano en su fondo.
F. Lizardo, folklorista dominicano, por contra, piensa que el origen está en la tribu Bara de Madagascar, que llegó a la isla en el siglo XVIII y trajo un baile llamado Merengue que se diseminó por todo el Caribe. Un ritmo muy parecido, añade Lizardo, llegó con los Yorubas de actual Dahomey. En la polirritmia africana estaba también el Merengue. Es evidente.
Emilio Rodríguez Demorizi estableció en sus trabajos las conexiones entre la Upa, la Danza puertorriqueña y el Merengue dominicano.
Como decíamos, en Santo Domingo la Tumba fue desplazada de los bailes populares por el Merengue, una "sandunga criminal", una "pasión impía", un baile "demoníaco". Lo cierto es que el arte de llevar a una mujer empujándola pecho con pecho en contra de las corrientes morales del momento le costó al Merengue serias críticas y campañas de descrédito que no impactaron en el pueblo dominicano.
En los Merengues se narraban historias de la vida cotidiana, pudiéndose realizar un paseo por la historia del país de la mano de los textos de los Merengues.
Evidentemente, el Merengue se desarrolla junto a la identidad como nación, cultura y raza de la República Dominicana, con influencias españolas, africanas y autóctonas.
Su aparición también se empareja con los años de nacimiento de la República y las primeras manifestaciones culturales propias.
Los primeros grupos tocaban el cuatro dominicano, especie de pequeña guitarra de cuatro cuerdas, hecha con maderas del país y con cuerdas de cerdas de caballo, junto a la guitarra, el tiple, la bandurria y el guayo (instrumento de cocina para rascar la yuca) para llevar el ritmo que luego llevó el güiro, la tambora (un tambor de origen africano con doble cabeza, una se toca con un palillo, mientras que la otra es callada por la mano) para producir un amplio recorrido de tono y timbre y la marimba o marímbula hacía el bajo. Pero el sentido fundamental del Merengue lo impone el dúo de tambora y güiro, que crean el dinamismo alertador, el sentido de peligro.
Esta instrumentación original se modificó a partir de 1870, momento en que llega desde Alemania la acordeón.
El Ayuntamiento de Santiago solicitó al Congreso Nacional la aprobación de una tarifa de recargo para su importación. El Diputado Juan Garrido, al explicar su voto, expresó: "los acordeones no son de primera necesidad y son instrumentos que sirven para aglomerar vagos, no contribuyendo a mantener una industria nacional, como es la del cuatro".
Con la conciencia nacional, se mira hacia lo propio y la sociedad va volviendo su atención al nuevo baile que practican los campesinos dominicanos. Los bailes de salón extranjeros van desapareciendo poco a poco.
El Merengue se convirtió en el baile nacional dominicano.
Una de las formas merengueras del final del XIX es el Perico Ripiao, originario de Santiago de los Caballeros. En un local denominado Perico Ripiao tocaba un grupo que sustituye la guitarra por el acordeón. La formación del Perico Ripiao se fundamentó en tambora, acordeón y güira. El local dio nombre a la nueva forma interpretativa del Merengue.
Con la llegada de Rafael Trujillo al poder en 1930 el Merengue entra a formar parte de las campañas políticas y Trujillo lo utiliza para dar culto a su personalidad.   (De Orilla a Orilla - 1992)
El Merengue es el baile nacional dominicano por excelencia. Nace en el Cibao (República Dominicana) en medio de la lucha por la independencia de Santo Domingo con textos que reflejaban la realidad social del pueblo. Ya se cantaba y bailaba en 1844, siendo muy criticado, por vulgar, inmoral y nocivo, por las clases "altas" de la sociedad. La formación musical inicial estaba compuesta por el cuatro, güiro y tambora. En 1870 el acordeón sustituye al cuatro. Posteriormente aparece el saxo y el bajo. Este ritmo ha sido la punta de lanza para la popularización en todo el mundo de los ritmos latinos de República Dominicana
El merengue se ubica, genéricamente, dentro de las expresiones del folklore de origen afroamericano. Sus antecedentes se pierden en una amalgama de elementos de procedencia diversa. Se cita como fuente nutricia la danza cubana -la habanera -, especialmente del estilo llamado upa, así como la calenda antillana.
Es obvia la influencia de los factores de raíz africana en el aspecto rítmico-percusivo, mientras que en el baile está evidenciada la huella dancística caribeña; en lo melódico hay que remitirse, necesariamente, al cancionero hispánico.
El merengue nace en la región del Cibao. Surge en medio de la lucha por la independencia de Santo Domingo y como reflejo de específicas condiciones socio-económicas. Rafael Vidal afirma que fue cantado y bailado, en 1844, en los campos de batalla donde el pueblo dominicano luchaba contra las tropas intervencionistas haitianas. Luego del combate de Talanquera, en que las fuerzas quisqueyanas lograron un contraataque victorioso, durante la noche, alrededor de las fogatas, los soldados celebraron el triunfo con un merengue, que satirizaba la actitud de Tomás Torres, un abanderado que había huido en medio del enfrentamiento:

Tomá juyó con la bandera,
Tomá juyó de Talanquera;
 si fuera yo, yo no juyera,
 Tomá juyó con la bandera.
Ya por 1850 el nuevo ritmo desplazaba de la preferencia de los sectores populares a la tumba, que se había establecido en la parte española de la isla como tumba dominicana, a diferencia de la característica en la otra porción insular, conocida como tumba francesa. El merengue es atacado violentamente por las clases "altas", y la prensa se hace eco de esta campaña. Se le acusa de ser baile de "clases inferiores", inmoral, vulgar, nocivo. En un poema, un vate se lamenta del destino a que ha sido sometida.

La tumba, que hoy vive desterrada
 por el torpe merengue aborrecible...

Historia del Merengue

El Merengue es un baile folklórico dominicano que se ha difundido ampliamente y que muchos consideran como el baile nacional dominicano.
 
 
Origen

Se discute aún el origen del merengue. Entre las opiniones diferentes acerca del tema encontramos:


Fué Alfonseca quien inventó el merengue (Según Flérida de Nolasco).

Su origen y aparición se pierde en las brumas del pasado (Julio Alberto Hernández).

Nació con carácter de melodía criolla tras la batalla de Talanquera donde triunfaron los dominicanos (Rafael Vidal).

Parece ser que el merengue se desprende de una música cubana llamada UPA, una de cuyas partes se llamaba merengue. La UPA pasó a Puerto Rico, de donde llegó a Santo Domingo a mediados del siglo pasado (Fradique Lizardo). 


Al parecer Lizardo se acerca al meollo de la cuestión. En 1844 el merengue aún no era popular, pero ya en 1850 se puso de moda, desplazando a la Tumba. A partir de ese momento tuvo muchos detractores.
A principios de la década de 1850 se desató en los periódicos de la capital dominicana, una campaña en defensa de la Tumba y en contra del merengue que reflejaba el auge que iba adquiriendo el merengue en detrimento de la última.
Don Emilio Rodríguez Demorizi dice: "Los orígenes del merengue siguen pues, en la niebla. No parece que pueda atribuirse a origen haitiano. De haber tenido esa oscura procedencia no habría gozado de boga alguna en 1855, época de cruentas luchas contra Haití; ni los que en ese año repudiaban al merengue habrían dejado de señalar tal procedencia como suficiente motivo. Tampoco lo señaló Ulises Francisco Espaillat en sus escritos contra el merengue en 1875".
En realidad, poco se sabe en concreto acerca del origen del merengue. A mediados del siglo pasado, de 1838 a 1849, un baile llamado URPA o UPA Habanera, se paseó por el Caribe llegando a Puerto Rico donde fue bien recibido. Este baile tenía un movimiento llamado merengue que al parecer es la forma que se escogió para designar el baile y llegó a nuestro país donde ni siquiera se mencionó en los primeros años. Posteriormente fue bien acogido y hasta el coronel Alfonseca escribió piezas de la nueva música con títulos muy populares como "¡Ay, Coco!", "El sancocho", "El que no tiene dos pesos no baila", y "Huye Marcos Rojas que te coge la pelota".
La estructura musical del merengue en la forma que se puede considerar más representativa, constaba de paseo, cuerpo o merengue, y jaleo. Se le quiere atribuir a Emilio Arté erróneamente el haber agregado el paseo al merengue tal como existía en su época. Toda la música se escribe a un ritmo de 2 x 4 y existen discrepancias en cuanto al número de compases que deben constituir cada parte, pues se abusaba a veces al alargarlas "ad infinitum".
Las formas literarias que acompañan al merengue son las más comunes dentro del arte popular: la copla, la seguidilla y la décima, apareciendo pareados de vez en cuando.
Desde el principio el merengue se interpretó en los instrumentos que poseía el pueblo y que les eran más fáciles de adquirir, las bandurrias dominicanas, el Tres, el Cuatro. A fines de siglo pasado hizo su entrada por el Cibao el acordeón diatónico de origen alemán que por su fácil manejo desplazó la bandurria. Por sus escasas posibilidades melódicas este instrumento limitó la música que interpretaba y así el merengue se conservó en cierta forma desvirtuado con relación al original.
Con esta variante el merengue se adentró en la sociedad dominicana, integrándose por completo con ciertos sectores sociales desplazando inmediatamente a otras danzas que como la Tumba, por ejemplo, requerían de sus ejecutantes (bailadores) un gran esfuerzo mental y físico. Este último tenía once figuras diferentes. Es fácil de imaginarse por qué el merengue con su coreografía reducida a la más simple expresión pudiera desplazar a todos sus rivales y acaparar el fervor del pueblo.
 
 
Coreografía
 

La coreografía del merengue se reduce a lo siguiente: El hombre y la mujer entrelazados se desplazan lateralmente en lo que se llama "paso de la empalizada", luego pueden dar vuelta hacia derecha o izquierda. Esto constituye el verdadero "merengue de salón", en el cual las parejas no se separaban jamás. Existe también lo que se conoce con el nombre de "merengue de figura" en el cual las parejas hacían múltiples evoluciones y adornos o "floreros" como se le llamaba, pero siempre sin soltarse.
El merengue genuino y auténtico solo sobrevive en las zonas rurales. La forma tradicional del merengue ha cambiado. El paseo desapareció. El cuerpo del merengue se ha alargado un poco más y en vez de 8 a 12 compases a veces se le ponen desde 32 hasta 48. El jaleo ha sufrido la introducción de ritmos exóticos que lo han desnaturalizado.

 
 
Rechazo inicial y aceptación posterior

A pesar de su auge entre las masas populares, la clase alta no aceptó el merengue por mucho tiempo, por su vinculación con la música africana. Otra de las causas que pesaron sobre el repudio y ataques contra el merengue fueron los textos literarios que lo acompañan, generalmente subidos de tono. Por ejemplo:
 

Tó loj' cuero* son de Santiago
y en Santiago ello' viven bien
y por culpa de'sa maidita
santiaguero soy yo también
* En la Rep. Dominicana se le llama cuero a una mujer de poca dignidad, prostituta, inmoral.
Otras danzas dominicanas de origen negro no fueron atacadas por su carácter de danzas rituales. Esto que chocaba con la concepción religiosa de los grupos de la clase elevada. Su mismo carácter ritual hacía que su práctica se restringiera a unos pocos lugares o días al año, con un alcance o difusión entre la población muy limitado. El merengue por el contrario por su carácter de danza de regocijo se introdujo con más facilidad en los lugares de fiestas generales y por esto la reacción en contra, si bien fue fuerte, fue vencida por el sabor de su ritmo.
En 1875 Ulises Francisco Espaillat inició una campaña contra el merengue que fue totalmente inútil pues ya el baile se había adueñado del Cibao donde se hizo fuerte a tal punto que se asocia hoy esta región como cuna del merengue.
A principios del presente siglo músicos cultos hicieron una gran campaña para la introducción de esta danza en los salones. Los músicos populares se unieron a esa campaña, la que encontraba siempre la resistencia que inspiraba el lenguaje vulgar de las letras que acompañaban el ritmo. Juan F. García, Juan Espínola y Julio Alberto Hernández fueron pioneros en esa campaña. Su éxito no fue inmediato ya que, a pesar de que establecieron la forma musical del merengue, no pudieron conseguir que el merengue penetrara en "la sociedad" y se considerara como una creación del pueblo dominicano aceptándola sin aspavientos.
El panorama cambió a partir de 1930, pues Rafael L. Trujillo en su campaña electoral usó varios conjuntos de "Perico Ripiao" y logro difundir el aire nuevo a zonas donde no se le conocía previamente, ayudándole mucho en esa difusión el uso de la radio recién llegada al país antes del inicio de la dictadura.
A pesar de esta gran difusión y propaganda no se aceptó de pleno el merengue en lo que se llamaba "la buena sociedad dominicana" hasta que en una familia de la "aristocracia" de Santiago, en ocasión de la celebración de una fiesta solicitaron a Luis Alberti, que iba a amenizar con su orquesta, que compusiera un merengue con "letras decentes", y éste accedió. Compuso para tal ocasión el "Compadre Pedro Juan", el cual no sólo gustó, sino que causó furor, llegando a convertirse en el himno de los merengues. A partir de ese momento comenzó a diseminarse el merengue. Para esto la radio prestó una ayuda generosa.
Al diseminarse el merengue por todo el ámbito nacional, produjo, como toda manifestación cultural, variantes. Estas reflejan el manejo de los elementos culturales hecho al acomodo y conveniencia de algunos.
Como fueron músicos cultos los que fijaron la forma musical del nuevo merengue, los músicos populares trataron de imitar y seguir este modelo mientras que el hombre de campo continuó tocando el merengue de la misma forma. Esto dio origen a dos formas de merengue bien diferenciadas entre sí. El merengue folklórico auténtico, que aún se encuentra en los campos, y el merengue de salón. Este último es el que más se difunde y el que la gran mayoría de las personas cree folklórico.
 
 
Variantes

Algunas de las variantes del merengue se redujeron a designar con este nombre a otro tipo de música tradicional, por simple asimilación del nombre como se ha encontrado en algunos pueblos de la República Dominicana. Pero este fenómeno ha sido poco estudiado y es difícil emitir juicios sobre las formas peculiares de estas variantes.
No sucede así con lo que se llama "pambiche" que según leyendas que puede tener visos de verdad, no es más que el nombre que recibe el jaleo del merengue desprovisto de sus otras partes y adaptado al paso lento de los marinos "yanquis" que ocupaban nuestro país y a los cuales se les hacía un poco difícil adaptarse al ritmo más rápido del merengue.
 


Tomado de "merengue", Enciclopedia Dominicana, Primera Edición.
Editado por Tambora y Güira.