En menos de media hora de sintonía radial escuché tres temas salseros que
antes fueron éxitos en baladas. La primera que oí fue “Tengo mucho que aprender
de ti”, que popularizó el mexicano Emmanuel; después escuché “Algo de mí”, de
Camilo Sesto; y la otra fue “Ni tú ni ella” de Álvaro Torres. Después de unos
comerciales sonaron par de salsas duras, luego una de Santarrosa y otra de
Víctor Manuel, entonces sonó otra fusilada: “Si quieres irte ¡Mátame!”, de
Ánthony Ríos. La verdad es que desde que a finales de los ochenta se puso de
moda la salsa romántica y sensual también se impuso la moda de fusilar temas
que habían tenido cierto reconocimiento en baladas o boleros. Eso no ocurría
con frecuencia en los tiempos de la salsa dura. Aquello era un derroche de
originalidad. ¡Rompe zaraguey!
Si bien es cierto que a muchos les ha ido bien con los fusilamientos, hay
quienes van forzados tratando de interpretar una salsa con letras que el
público conoce bien en otro género y cuyo intérprete original tiene una de esas
vocxes prodigiosas del ámbito romántico. ¡Va forzado! Porque eso mismo que hace
a la gente recordar es lo mismo que los lleva a comparar. Algunos hasta se
molestan cuando escuchan sus canciones favoritas siendo mal interpretadas por
otro cantante. Lo ideal es que cada artista busque su identidad. No es nada
grabar esa canción que nos convertía en soñadores en otros tiempos, pero eso de
fusilar toda una producción y no atreverse a grabar música original en temas
inéditos, esa no es la mejor onda.Que hablen conmigo los que quieran temas originales de cualquier género. Tengo cientos de canciones inéditas o le escribo una diseñada especialmente para él o ella. ¡Denle vida a los compositores!
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