Los cambios que experimentan las comunidades son los que motivan la creación de leyes. Siempre ha sido así. Entiendo que ese peligrosísimo entretenimiento que nuestros jóvenes han encontrado en los últimos tiempos de andar echando carreras en motocicletas es algo verdaderamente preocupante. No es sólo que ellos ponen en riesgo sus vidas sino que también arriesgan las vidas de transeúntes que no participan de dichas carreras y eso es lo que debe llamarnos la atención principalmente. Sí, porque un individuo que es mayor de edad que decide practicar juegos semi suicidas hace una elección para su propio riesgo y malestar. Pero, escuché en la noticia de una señora apellido Rodríguez, de cuarenta años de edad, que murió atropellada por un motorista que estaba echando carreras en la autopista Duarte, a la altura de Villa Altagracia. Una manera lastimosa de perder la vida. Ya se ha vuelto común eso de que las noticias informen acerca de muertes ocurridas por la misma causa sin que las autoridades hagan nada al respecto. Alguien sugirió que deberían crearse pistas de carreras de motores y reglamentar las mismas para de ese modo sacar ese peligro de las calles y avenidas mientras que se pueden obtener beneficios de una práctica deportiva legal y segura o al menos más segura que ahora, porque eso de andar corriendo en motores es siempre un gran riesgo. Ojalá nuestros legisladores usaran sus cabezas en hallar soluciones a ese tipo de situaciones. ¿Será soñar demasiado?
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