miércoles, 8 de abril de 2015

Dominicana rumbo a Toronto 2015.

 
Escuchar las declaraciones del Ministro de deportes de la República Dominicana, acerca del enfoque que debe darse a los preparativos rumbo a los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, parece algo similar a escuchar una de esas famosas narraciones de Alfred Hicchcock… ¡Puro espanto! Espantoso, sí, muy espantoso. Comprobar que en el año 2015 tenemos una política deportiva similar o peor a la que hemos tenido desde nuestras primeras participaciones olímpicas del siglo pasado, más que ganas de llorar, a cualquiera le causa grima y terror. Jaime David dijo hace unos días que solamente deben ser llevados a Toronto aquellos atletas que tengan posibilidades reales de obtener medallas de oro. Tardé días antes de asimilar semejante ignominia al deporte dominicano, primero me dio risa, pensé que era un chiste de mal gusto; luego me causó tristeza, ver que seguimos tan mentalmente atrasados en lo que se refiere a la preparación de un deportista; en otros momentos me quedé pensativo, tratando de justificar aquellas funestas declaraciones, concediéndoles el veneficio de la duda, buscando alguún indicio que me condujera a concluir que el ministro de deportes tenía razón, pero no hallé justificación alguna. Entonces me causó espanto. Sí, me aterró pensar acerca del futuro de nuestros jóvenes, que es el futuro de nuestra sociedad, si seguimos pensando que en una nación donde no existe ningún tipo de organización deportiva real para reclutar a nuestros niños y jóvenes en la práctica de disciplinas deportivas, entonces vamos a iniciar una especie de cacería de brujas con el objetivo de dejar fuera de la selección nacional a todos aquellos atletas que, a pesar de haber clasificado, serán considerados por algunos sujetos que nunca supieron lo que es ser un atleta de alto rendimiento, como no apto para representar a su nación dizque porque no tiene posibilidades de ganar una medalla de oro. ¿Con qué ánimo entrena un atleta que ve como las autoridades deportivas de su nación ignoran todo el procedimiento que conlleva la preparación de un campeón olímpico? Sí, porque todos los que hemos sido alguna vez atletas de alto rendimiento sabemos que toma años de preparación y fogueos nacionales e internacionales antes que se esté en condiciones de ser galardonado como uno de los mejores del mundo; sí, es así, porque todos los que hemos sido entrenadores por mucho tiempo hemos sido también testigos de cómo se transforman los atletas que compiten en otras latitudes, defendiendo los colores de sus banderas, como salen un día al ruedo y derrotan al oponente que otros consideraron más fuerte y mejor, como crecen los atletas en el terreno de juego… esas cosas no son inventos, el deporte exige preparación y fogueo. Si los atletas saben que pueden ser dejados fuera de la selección nacional, aún cuando han ganado sus respectivas clasificaciones en buena lid ¿cuál incentivo tendrán para seguir entrenando? ¡Ninguno, señor ministro de deportes, ninguno!
Lo que sí causa risa es que el ministro quiera justificar esa opinión suya, que espero no sea respaldada por el Comité Olímpico Dominicano, diciendo que algo similar se hace en Cuba. ¡Dios mío! En Cuba pueden y tienen que hacerlo de ese modo, ellos tienen una verdadera fábrica de atletas, los cubanos salen a las escuelas y provincias a reclutar a los niños que tengan las condiciones físicas y mentales adecuadas para entrenar y prepararse en tal o cual deporte, siempre  de acuerdo a sus condiciones; en Dominicana las federaciones y asociaciones tienen atletas porque los niños y jóvenes, a veces sus padres, deciden ir en busca de algún deporte que practicar; en Cuba tienen un equipo A de una disciplina deportiva y un equipo B que por lo regular es tan bueno como el primero;en Dominicana preparamos a nuestros atletas con tales precariedades que amenudo tenemos que completar nuestra selección nacional con atletas que viven en otros países, sean becados en universidades extranjeras o exiliados económicos, en cuyas preparaciones no hemos invertido ni un centavo ni un minuto ni nada, porque de lo contrario no podríamos completar un equipo de alto nivel competitivo; los atletas en Cuba reciben privilegios por ser buenos, son educados de acuerdo a sus horarios de entrenamientos, algunos incluso estudian en el mismo centro deportivo, o muy cerca de donde son entrenados; en Dominicana nunca una autoridad deportiva, con excepción de algunos entrenadores,  ha visitado el centro de estudios o el barrio de un atleta, aunque sea un atleta de alto rendimiento, para enterarse de su desempeño académico o del entorno y condiciones en que vive, y es el mismo atleta y/o sus padres, quien(es) se agencia la forma de sustentar sus estudios, a menos que por su alto nivel deportivo le sea ofertada una beca de estudios, que no se la dan a cualquiera, aunque tenga talento, primero tiene que ganar medallas por su propia cuenta. No, no nos podemos comparar con Cuba en cuanto a política deportiva se refiere. Primero tenemos que organizarnos de verdad, porque, todos los que hemos dedicado nuestras vidas al deporte en República Dominicana, sabemos que aquí ganamos medallas por nuestro propio esfuerzo y a menudo con la única ayuda de nuestros padres y entrenadores, que a veces ni las asociacione ni las federaciones de nuestras respectivas disciplinas conocen el nombre de sus atletas hasta que estos no ganan una medalla en un evento internacional y entonces se interesan en hacerle dos o tres cuentos y promesas, que ni siquiera entonces los toman en serio para contribuir en su preparación. De ese modus operandis debo sacar a la federación de volibol, cuyo dirigente principal, Cristóbal Marte, se ha escuchado en innumerables ocasiones invitando al gobierno a invertir en esa disciplina y, aún cuando no le hacen caso, ellos siguen teniendo éxito tras éxito, porque tienen organización, preparan a sus atletas desde que son todavía muy niñas, se interesan por sus estudios, les apoyan en los asuntos de salud, los trabajan con profesionales de la psicología, y hacen todo lo que hay que hacer aún cuando necesitan más recursos para llevar a la perfección la preparación de sus atletas. Eso es lo que tenemos que imitar, el modo en que Cristóbal Marte y la federación de volibol lo han hecho. No es asunto de mirar por encima de lo que se hace en otras naciones, es cuestión de poner en orden nuestra nación deportivamente hablando y luego seremos capaces de aprender a ser los primeros en el ámbito deportivo mundial, porque talento y agallas nos sobra a los dominicanos. Eso a nadie puede quedarle en duda. Que busquen el dinero para llevar a Toronto 2015 a todos los atletas clasificados, que ellos ya hicieron su trabajo. Respetar y valorar el esfuerzo de nuestros atletas es una de las formas mas efectivas que tenemos para mantener a nuestros jóvenes fuera de las calles y los vicios, alejados del crimen y la corrupción y contribuyendo a crear una República Dominicana más fuerte y sana.

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