jueves, 20 de agosto de 2015
Vive el perdón, no el orgullo.
miércoles, 19 de agosto de 2015
Almagro y la OEA que trabajen con Haití.
Se armó el alboroto con las declaraciones de Almagro pidiéndoles disculpas a los dominicanos por la OEA haber respaldado la invasión Yanqui a Santo Domingo en 1965. Lo hizo porque varias entidades lo solicitaron la vez que vino la comisión de ellos dizque a evaluar la situación con los haitianos que se quieren mudar todos para Dominicana, porque ellos no tienen país y los países ricos no quieren ayudarlos a construir uno. Los dominicanos no podemos andar perdiendo tanto tiempo en situaciones como esas. Ni la O.E.A. tiene tanta importancia como para que le quite el sueño a nadie ni mucho menos la tiene Almagro, que ha metido tantas veces la pata y el cuerpo entero con sus desacertadas declaraciones sobre el tema Dominicano y la migración haitiana. Importa poco lo que él diga o deje de decir, hasta que esa institución no trabaje y haga algo que valga la pena no hay que invertir tiempo en hacerle caso. Son demasiados los casos que han ocurrido y constantemente ocurren en el continente americano sin que la famosa Organización de Estados Americanos haya hecho ni siquiera un pronunciamiento al respecto y mucho menos tomar algún tipo de acción. Lo que Almagro y la OEA tienen que hacer es comenzar a organizar a Haití: primero que doten de papeles de identidad a sus ciudadanos, tal y como hicimos los dominicanos en el plan de regularización. Si necesitan ayuda que suelten el dinero que nosotros les ayudamos, pero, no con labia y muela, que de eso estamos cansados y con los políticos dominicanos nos basta y sobra. Que inviertan el dinero que hace falta para dar ese primer paso. Luego, que inicien una campaña de reconstrucción en Haití, así le dan trabajo a todos los haitianos que tanto lo necesitan y de paso que se queden por allá trabajando aunque sea de aquí al año 3000. Tercero, que implementen organizaciones que orienten una economía estable en Haití, que les enseñen a organizarse y a liberarse de los esclavistas que los tienen subyugados desde los tiempos de papa Doc. Y por último, que reforesten esa tierra tan árida y seca en que han convertido los haitianos a su país. Con esos cuatro pasos, entonces podemos hacerle caso a la OEA y a la ONU y a cualquiera que quiera trabajar con los haitianos. Si quieren que ni nos avisen, que se muden con ellos allá en Haití y nos dejen seguir nuestro desarrollo. Mientras no hagan nada de eso… no le hagan tanto caso a Almagro.
domingo, 16 de agosto de 2015
El Jeffrey habla sobre el merengue.
Escuché al merenguero dominicano "el Jeffrey" decir que al merengue lo que le falta es que los merengueros trabajen más, que hay que darle nuevos colores al merengue, que él nunca comparte tarimas con otros merengueros en fiestas patronales, pues los demás merengueros ya no acuden a esas citas con el pueblo. Entre otras cosas, eso dijo el "Canta lindo". En cierta forma él tiene razón, sólo en cierta forma. La verdad es que inciden demasiados factores en todo esto de que el merengue no sea la música más consumida en Dominicana y el mundo en estos momentos. En primer lugar están los costos de producción. Un cantante urbano va con un D.J. y se presenta en cualquier lado, se trasladan en un carrito y quizás, si el D.j. no es quien arma el sonido, su equipo de trabajo se reduce a tres personas. Por eso esos muchachos cobran dos o tres pesos y se presentan en dos o tres lugares la misma noche. Una orquesta de merengue tiene que pagarle a cerca de veinte personas para tocar una fiesta. Entre músicos, sonidistas, choferes, representantes y cantantes… eso sale caro y no todo el mundo está dispuesto a invertir tanto dinero para contratar a una orquesta merenguera. Otro asunto es la preparación artística. La mayoría de esos muchachos del ámbito urbano ni siquiera han terminado el bachillerato, prácticamente no han invertido un solo centavo en su educación artística, para ellos es una dicha que la tecnología les permita grabar un tema con par de mil pesos y salir a repartir copias por todos los barrios, copias que ellos mismos hacen. Los instrumentistas que incursionan en el merengue, la mayoría son académicos, profesionales de la música a quienes les resulta algo difícil el recibir cualquier tipo de paga por algo que a ellos les ha costado tanto. Además, grabar un merengue, un solo tema, puede costar cualquier cosa entre treinta a cien mil pesos, depende de donde se grabe y del arreglista. No es lo mismo ni es igual. Otro factor es la educación. La sociedad dominicana no es ni sombra de lo que era en cuanto al tema de valores, superación y educación. Hace apenas vente años que ni uno solo de esos cantantes urbanos que graban vulgaridades habría sonado en la radio, en eso influye la autoridad que permite que eso suceda. La sociedad es proporcionalmente menos educada que lo que era hace dos décadas. Somos una sociedad menos culta, por eso los muchachos sin educación eligen como líder a un individuo que a lo mejor no sabe ni escribir correctamente. Así de sencillo. Sí, hay que trabajar, pero, también hay que buscar la forma de abaratar los costos de los instrumentos musicales mediante la reducción de los impuestos que pagamos al comprarlos; hay que invertir dinero en empresas dedicadas a la promoción del merengue, como dije, eso conlleva mucho dinero, pero es un negocio y tiene su retorno, es cuestión de invertir sabiamente. Otra cosa que dijo el Jeffrey es que no hace falta que los merengueros estén unidos para que el merengue tenga un repunte. Ahí sí que se equivocó. Si los merengueros se unen, pueden abrir varias emisoras de radio donde sólo suene el merengue, invertir en empresas que promocionen el merengue nacional e internacionalmente, adquirir lugares de esparcimiento donde sólo toquen los merengueros, entre muchas otras cosas más. El viejo dicho que dice que "en la unión está la fuerza" no es un invento. Es sabiduría clásica y duradera.