Salir a conducir el auto por la ciudad de Santo Domingo mientras está lloviendo es toda una odisea. Parece como una película de acción que puede transformarse en cualquier momento en una de terror… ¡Cuánta agua inundando las calles y avenidas de mi adorada capital! Sobre todo cuando caen aguaceros como el de ayer… parecía que dejaron la ducha abierta en el cielo y se rebosó la bañera. Que Santo Domingo, la ciudad Primada de América, no cuente con un sistema de drenaje pluvial efectivo es una verdadera lástima.
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