El domingo pasado, 29 de noviembre de 2015, se celebró un concierto merenguero con más de treinta orquestas del ritmo nacional dominicano con motivo de la clausura del mes del merengue. Dicho concierto, auspiciado por el gobierno y la Cervecería Nacional Dominicana, fue una gran celebración como hace tiempo no se veía en el malecón. El éxito del mismo es una muestra evidente de que lo que el merengue necesita es inversionistas. Que la música es un negocio y en todo negocio hay que invertir capital. Se sabe que los merengueros tradicionales están acostumbrados a otro estilo, ellos vienen de una época en que las disqueras lo hacían todo por sus respectivas orquestas: los promocionaban, vendían los discos, pagaban las payolas, etc. Pero, hoy en día la venta de discos no es tan prolífera y abundante como lo era ayer, antes de la computadora y el internet era otro tiempo… ese tiempo ya pasó. Hoy la gente se conforma con escuchar la música que descarga de la web y no tiene el mismo gusto musical de aquellos tiempos en que se exigía calidad a lo que se consumía. Sí, porque la música descargada de la web pierde calidad en el sonido, pero, no todo el mundo sabe de ese tipo de calidad. También está el factor del costo de grabación y presentación de una orquesta de diez a quince miembros en comparación con un cantante urbano que apenas anda con un DJ y a veces con una o dos personas más que le ayuden a los preparativos… no es lo mismo. Aún así, el concierto merenguero del domingo, abarrotado por las cuatro esquinas de una juventud dominicana que anhela tener la oportunidad de escuchar y bailar a verdaderos cantantes, música de orquesta que los ponga a vibrar y arreglos musicales con un sentido exquisito de lo que contiene nuestro ritmo, es una señal inequívoca de que nuestra gente ama al merengue. Ni siquiera la lluvia alejó al público de las tarimas, por el contrario, viendo a aquella juventud en la plaza Juan Barón del malecón, fueron muchos los que hicieron memorias de cuando se invertía en el merengue y se llenaba la avenida George Washington completa, desde la Máximo Gómez hasta la estatua de Montesinos, con doce tarimas y decenas de orquestas de merengue. El turismo, interno y externo, también sale beneficiado con el retorno a los eventos merengueros de esa magnitud. Sólo hay que invertir, entre el estado dominicano y los empresarios privados pueden ponerse de acuerdo para que la música de calidad ocupe el sitial que merece en nuestra sociedad.
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