Las autoridades dominicanas que organizan el plan de prevención de accidentes para los periodos festivos no logran dar con la clave que los conduzca al éxito en ese sentido. No importa que ellos pretendan disimular su fracaso argumentando que con relación al año anterior tuvimos una reducción de trece por ciento en cuanto a muertes por accidentes de tránsito se refiere. Resulta espantoso cuando uno tiene que sintonizar la televisión para escuchar al encargado de dirigir dicho plan decir semejante cifra cuando la misma lo que significa que en vez de los 23 ciudadanos que murieron en accidentes en la temporada navideña del año pasado, en este año murieron veinte. Estamos hablando sólo de Nochebuena y Navidad, que todavía falta la fiesta de Año Nuevo. Añádale los 200 ciudadanos intoxicados por consumo excesivo de alcohol y entenderá cuál es la causa principal de nuestro fracaso en prevenir dichas muertes. Señores del COE, veinte muertos como quiera es una verdadera catástrofe. No importa como quieran pintarlo, no es alentador saber que pudimos conseguir que "sólo" murieran veinte personas, porque esa es una cifra alarmante. Hay que iniciar la concientización de la ciudadanía, precisamente dándole a entender a la gente que esa cifra es funestamente alarmante y que el consumo de alcohol sigue siendo la principal causa de esas muertes ocurridas en las carreteras dominicanas en la temporada navideña. Esta es una de las razones por lo que la Navidad, al igual que la Semana Santa, terminan transformadas en historias de horror cuando deberían ser tiempos de reflexión. Nos falta educación vial y dejar de consumir tanto alcohol. Eso es lo primero para alcanzar el objetivo esperado en la campaña de seguridad vial en Navidad.
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