No hicieron caso cuando las protestas eran pacíficas, tuvieron que esperar hasta que se derramara sangre en las calles de Brasil para tomar medidas. Ahora, después de tres días de violentas protestas, alcaldes de seis ciudades brasileñas han anunciado que han detenido el alza del costo del transporte público. ¿Para qué esperaron tanto? Solamente le pido a Dios que ilumine las mentes de las autoridades de Brasil para que sean anunciadas pronto otras medidas que provoquen un descenso en el nivel de descontento que la gente ha mostrado en estos días, porque no es así que la cosa camina. Estoy con el pueblo brasileño, en Dominicana sabemos de la indolencia de los gobernantes y empresarios, por eso comprendo el descontento popular. Lo que me gustaría es que un pueblo tan orgullosamente progresista como Brasil sirva de ejemplo para el resto de América latina, que no corra sangre en las calles brasileñas, que existen miles de maneras de protestar sin violencia, que somos inteligentes y podemos demostrarlo… sin usar la fuerza. Mañana tendremos que reconstruir lo que hoy destruimos, aprendamos de una vez a exigir nuestros derechos sin hacer daño a nuestra sociedad. Desde Santo Domingo envío mi apoyo y mis vibraciones positivas al pueblo brasileño, que proteste sin dañar a otros seres humanos y sin causar estragos en la infraestructura de las ciudades. Es lo que les pido.
¡El pueblo unido jamás será vencido!
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