La visita del papa Francisco a Cuba ha sido todo un acontecimiento internacional. El hecho de que él haya servido de mediador entre Estados Unidos y Cuba para que las relaciones entre estas naciones se formalicen de nuevo es un factor demasiado significativo para ser tomado a la ligera. Es temprano para hacer conclusiones, pero, confiamos en Dios y esperamos que todo salga bien para los dos países y para el resto del mundo, porque, reitero lo que antes dije, con la apertura de Cuba todos podemos beneficiarnos: menos tensión en el área, intercambiar información sobre temas de la salud, compartir elementos culturales, etc. El bloqueo nunca debió existir, así que bienvenido sea el papa para que siga interviniendo en temas de tanta trascendencia.
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