Hace tiempo que el accionar de los personajes influyentes de la sociedad dominicana no conmovía mi ser interior. Creo que desde la muerte del inolvidable Freddy Beras Goico no sentía mi propia sensibilidad tan a flor de piel. Es que la Dra. Taína Gautreaux había emprendido una lucha abierta en contra de la corrupción gubernamental que desembocó en el sometimiento a la justicia de varios empleados del seguro de maestros y aún en aquella ocasión ella advirtió que el expediente no estaba completo, o sea, que faltó gente que debía formar parte del grupo de acusados de corrupción. Entonces yo me preguntaba ¿hasta cuándo aguantará Taína?
Confieso que empecé a sintonizar el programa televisivo de la doctora Gautreaux hace un par de años y lo hice en contra de mi propia voluntad. Esto porque no acostumbro a sintonizar programas conducidos por funcionarios gubernamentales pues hastían con el servilismo indolente que exhiben. El programa de Taína, llamado ¿… y entonces? resultó diferente ante mi apreciación, su contenido variado pero fundamentalmente cultural y educativo me convenció de echar a un lado el sentimiento de rechazo hacia los programas producidos por funcionarios gubernamentales… algo me decía que Taína era diferente.
Luego salieron a la luz pública sus denuncias contra la corrupción y me sentí regocijado, emocionado y satisfecho. Me sentí en paz conmigo mismo al comprobar que mi intuición estaba cien por ciento atinada. Gracias a Dios.
Ahora la gota reventó la copa y Taína Gautreaux ha renunciado al partido morado e imagino que también a su posición dentro del gobierno y yo no tengo otra cosa que sentir y expresar que no sea mi respeto hacia tan digna representante de la mujer dominicana. Me siento orgulloso de tener una compatriota como Taína Gautreaux. Que Dios la bendiga y siga utilizando su influencia en nuestro pueblo para continuar dando un buen ejemplo.
Salud y larga vida Taína Gautreaux.
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