Escuché que Pedro Martínez volvería a los Medias Rojas de Boston e inmediatamente lo relacioné con un puesto de pitching coach o algo por el estilo. Tú sabes, algo similar a lo que Mark Mac Gwire consiguió con los Atléticos, que es justo decir que no todo el mundo obtiene ese tipo de privilegio. Pero entonces me enteré que Pedro sería asistente especial del gerente general de Boston, el señor Ben Cherington y me emocioné como un niño. ¡lo digo en serio!
Es que en estos días se ha estado barajando la posibilidad de que Pedro Martínez sea el próximo gerente general de los Tigres del Licey y esa idea me agrada mucho. Ahora, ignoro si el hecho de haber sido nombrado en su antigua organización aleja más las probabilidades de que trabaje con el Licey pero me siento orgulloso de que un liceísta y capitaleño como yo haya escalado tantos peldaños a la vez hasta ser nombrado por los Red Sox sin pasar por el centro que significa trabajar como coach. Lo que sí les digo es que esa gente no juega, si nombraron a Pedro en esa posición es porque reconocen que posee inteligencia y otras herramientas que le permitirá llevar a cabo sus funciones con profesionalidad. Felicidades a Pedro que sigue tirándola durísimo aunque no esté sobre el montículo.
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