La televisión de hoy no está en
sus mejores tiempos. Hablo de la televisión dominicana, aunque tengo la ligera
sospecha que sucede así en otras latitudes del globo terráqueo. No es para
menos, hoy en día existen muchas otras distracciones y ocupaciones que de una u
otra manera ocupan el sitial preferencial que una vez perteneció a la
televisión. La internet, los teléfonos inteligentes y las redes sociales; la promoción, cada vez
más agresiva, de los centros de diversión; la proliferación de plazas
comerciales que invitan al consumismo;y, sobre todo, el mundo en general que se
mantiene siempre cambiando. Estos no son los tiempos en que todas las mujeres
veían telenovelas desde las seis hasta las diez de la noche de lunes a viernes,
que los niños veían muñequitos y los hombres se divertían mirando las series de
televisión. Había una vez un tiempo en que esas cosas eran importantes, hoy no
lo son tanto. Principalmente la televisión local, más que la televisión por
cable, va forzada, muy forzada, para mantener a los televidentes dando
seguimiento a las ofertas de los programas que no entienden que de verdad el tiempo
pasó. Las telenovelas, con pocas excepciones, conservan el mismo formato que hace treinta
años: la muchacha pobre que se enamora de un rico y al final se casan porque
ella era hija de un hacendado millonario que no sabía de su existencia hasta
que un peón de su finca le confesó que esa era su hija, la que tuvo con aquella
criada de la cual él se enamoró en su juventud yq e luego murió. Patético. Los
programas de entretenimiento de la televisión dominicana de oy no le dan por
los tobillos a lo que era “El Gordo de la Semana”, de Freddy Beras Goico;
Sábado de Corporán; ¿Cuánto vale el Show?, de Johnny Ventura; Dígalo como
pueda, de Freddy Ginebra; o, los Recién Casados, de Ellis Pérez, sólo por citar
algunos programas de principios de los ochenta hasta finales de los noventa.
Aquellos programas eran… más inteligentes y en sentido general tenían menor competencia
que todas las que mencioné al principio de este escrito. A veces me da la
impresión que todos los dominicanos que ven la televisión local lo hacen porque
no tienen servicio de TV por cable o no tienen internet. Hasta quisiera estar
equivocado. Esto último lo digo porque entiendo que la televisión local es uno
de los pocos medios que pueden ser utilizados para la preservación de nuestra
identidad cultural, pero eso parece no importarle a nadie en estos días, lo
importante es hacer negocio, vender publicidad y mantener a toda costa aunque
sea un índice pequeño de notoriedad. Por eso los exhibicionismos de las
presentadoras, mientras menos ropa tengan mejor, es más importante que tener
una buena dicción o un cerebro funcional. Todos estos cambios que la televisión
dominicana está haciendo en estos días: Jochy Santos se va para Telemicro,
Supercanal salió de Bebeto; grupo SIN se fue para color visión y cambiaron toda
la programación del canal nueve, etc, etc. Como que no promete un cambio
trascendental en el gusto popular, como que al final todo seguirá siendo igual:
Solamente las noticias, la música, los programas deportivos y las comedias,
hacen que la televisión permanezca algo vigente entre los televidentes. Bueno,
también la falta de circulante hace que la gente se quede a ver lo que se
muestra en la televisión local, si no tienen telecable. ¿Por qué no se atreven
los productores televisivos a realizar ofertas totalmente nuevas y diferentes?
Pareciera que ellos están resignados a ser desplazados por la internet tarde o
temprano. Mientras tanto, el mundo sigue girando.
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