La Organización de las Naciones Unidas acaba de publicar un informe donde señala las grandes desigualdades existentes entre la población de los países de América Latina. No me causó ninguna sorpresa el hecho de que República Dominicana esté incluida entre las naciones con mayor desigualdad. Es un hecho tan tangible como la sal en el agua del mar Caribe.
Lo triste de estos informes es que no están encaminados a procurar un cambio real ante la situación denunciada. Es como el chiste del individuo aquel que grita al chofer del auto que va a su lado en la avenida "¡Oye, tu goma está dando vueltas!" y luego se aleja riendo. Lo malo es que algunos bobos hasta detienen su auto para verificar lo que les acaban de gritar.
¿Para qué publicar tantos informes si no se ejecutan medidas para remediar los pésimos resultados que estos informes arrojan? Quiero escuchar informes que indiquen la manera de salir del atolladero en que vive sumida A.L. y luego escuchar que la O.N.U. y la O.E.A. estarán ejerciendo presión internacional para que los programas de alfabetización, mejoría de salud, desarrollo de la agricultura, mayor utilización de fuentes energéticas alternativas, y todos los factores que nos ayuden a crear un mundo mejor, serán implementados. Esa sería una noticia que valdría la pena comentar.
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