Guiby es el nombre de la tortuga carey que ha estado poniendo sus huevos en las costas playeras dominicanas en las pasadas semanas. En realidad es un hecho llamativo para unos y para otros llega incluso a ser algo mágico y sublime. Esto a pesar de que la enorme cantidad de desperdicios que desemboca en los litorales al sur de Santo Domingo, provenientes desde los ríos Isabela y Ozama, representan un obstáculo para el libre desarrollo de la fauna marina del mar Caribe.
Leí un comentario de una de nuestras biólogas marinas en el cual aclaraba que la contaminación en nuestras costas no perjudicaba a Guiby ni a los de su especie porque estos respiran usando sus pulmones. De verdad me asombra ese tipo de comentarios pues he visto a otras instituciones internacionales difundir fotografías en las cuales se muestra a tortugas que mueren al tragar fundas plásticas y otros desperdicios que encuentran en el mar. No es asunto de minimizar el daño ecológico que los seres humanos causamos al medio ambiente, es más bien asunto de crear conciencia y de buscar alternativas que ayuden a toda la fauna terrestre a sobrevivir junto a nosotros y dejar de ser ya víctimas de nuestro alocado modo de vivir.
No es tarea fácil lograr que nuestras costas sean más limpias y seguras para los animales marinos. Incluso nosotros mismos consumimos parte de esa contaminación cuando adquirimos peces y otros animales marinos que han sido tomados del mar Caribe o de cualquier lugar cerca de costas contaminadas. Aunque no sea fácil hay que buscar alternativas y reducir esa contaminación a su mínima expresión.
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