lunes, 18 de noviembre de 2013

Hay que comer, doña Candy de Medina.

Doña Candy de Medina, Primera Dama dominicana, está trabajando desde su despacho con el segmento más desposeído de nuestra nación, eso es lo que expresan sus voceros en los medios. Aclaro esto, no porque lo ponga en duda sino porque no tengo constancia de ello de manera personal. Esta mañana estuvo en la Revista 110 un sicólogo de nombre Francisco García Betancourt en representación del despacho de la Primera Dama, estuvo conversando con Julito Hazim respecto a los métodos que dicho despacho ha venido utilizando para implementar un sistema destinado a desarrollar una nueva actitud entre la gente de  nuestros barrios y sectores marginados. García Betancourt, que por cierto es extranjero, habló categóricamente de sus planes y objetivos en torno al tema: que hay que crear familias tnteligentes, que cambiemos la palabra violencia por la palabra paz, incentivar la unidad familiar, etc. Todo se oye bonito. Admito que me gusta la idea, es importante hacer algo así con nuestra gente, lo apoyo al cien por ciento. Pero, ahí viene el famoso pero, Julito Hazim recalcó en varias ocasiones que la gente pobre no quiere escuchar discursos alentadores con el estómago vacío… y eso sí es verdad.

Es una verdad innegable, a nadie le gusta que le digan consejos mientras tiene hambre. El romanticismo educactivo puede ocupar un plano secundario, y hay que darle mucha importancia a la educación, pero hay que pensar en que la gente tiene que comer, que alguien le diga eso a doña Candy. El mal comío no piensa. Hasta Jesucristo repartió panes y pescados y él sabía que eso le interesaba más a la gente que escucharlo hablar del reino de los cielos. Al pueblo hay que ponerlo a producir con que ganar sus sustento diario, primero vamos a eso y luego hablamos del resto. ¿Se entendió?

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