El Dr. Julio Castaños Guzmán, Presidente del patronato de la Plaza de la Salud, hizo declaraciones a la prensa en torno a la necesidad de adecuar los servicios de salud en República Dominicana a los nuevos tiempos. En ese sentido, sugirió la creación de un récord médico único para cada ciudadano, con la finalidad de, no sólo de salvaguardar la información médica de cada paciente, sino para darle un uso científico a esa información. Agregó que dicho récord médico debe ser digital y electrónico para facilitar la referencia de los pacientes entre centros de salud y entre los diferentes doctores que atiendan al mismo paciente. El Dr. Castaños hizo esos comentarios al mostrar su desacuerdo con que los récords médicos llamados "muertos" pasen a ser parte del Archivo General de la Nación, porque, según su opinión, el paciente tiene derecho a su privacidad y a que su historial médico sólo sea consultado por profesionales a quienes el ciudadano le otorgue su consentimiento. También desaprobó la destrucción reciente de miles de expedientes médicos en medio de la demolición del hospital Luis Eduardo Aybar.
Yo estoy de acuerdo con el doctor Castaños Guzmán, y me voy más lejos, él mismo debería sentarse con algunos de sus colegas a redactar el anteproyecto de ley que habrá de presentarse al Congreso Nacional para que nuestros legisladores no tengan contratiempos a la hora de analizarlo, porque sabemos que esos asuntos médicos son delicados y no todo el mundo está capacitado siquiera para pensar en estudiar leyes sobre el particular. Como él dice, ese sistema de récords médicos únicos ya hace mucho está implementado en otros países, así que no hay que inventar la fórmula del agua tibia para diseñar uno que sea adecuado para nuestra nación.
En días pasados también escuché al doctor Julito Hazim hacer comentarios sobre el tema de los expedientes médicos destruidos y dijo, con pesar, que esos archivos representaban una oportunidad insustituible de crear estadísticas reales sobre las dolencias y enfermedades que han afectado al pueblo en el tiempo y en las respectivas regiones de procedencia de cada paciente. La verdad es que a veces me resulta difícil creer que en un país donde existen profesionales poseedores de pensamientos tan claros y definidos en cuanto al tema de la salud y otros menesteres, ocurran situaciones tan deplorables como esa de destruir expedientes clínicos, dizque porque han perdido vigencia con el tiempo, y luego dizque que los más recientes fueron digitalizados, y vla, bla, bla. ¿Cuándo es que nos vamos a poner de acuerdo?
Muchas veces he pensado que tendremos que hacer lo que sugiere Platón en su libro "La República", y no permitir que nadie que carezca de una profesión y una maestría pueda postularse ni siquiera para regidor. A lo mejor arreglamos unas cuantas cosas de nuestra patria. Creo que sería lo mejor.
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