Si hay en la palestra pública un caso judicial interesante es el de Jochy Gómez Canaán. No por el hecho mismo de que haya sido sometido a la justicia después de varios meses de haber allanado sus oficinas y luego de casi dos meses desde la primera vez que fue arrestado. Tampoco por tratarse del hijo de Guillermo Gómez, un respetado y conocido periodista dominicano que se ha caracterizado a través de los años en atacar los errores de los gobiernos dominicanos y que al gobierno que casi termina le ha representado una férrea oposición.
Más bien el caso es interesante porque se trata de imputaciones dentro del ámbito cibernético y en nuestra justicia eso está en pañales. El juez Alejandro Vargas envió a Jochy a Najayo por tres meses, el ministerio público había solicitado un año como medida de coerción, la defensa dice que el caso está flojo para la fiscalía y argumenta que tiene orígenes políticos.
Como en muchos otros casos judiciales dominicanos es posible que nunca sepamos toda la verdad y nada más que la verdad de todo este asunto. Pero una cosa es segura, no existe forma humana posible de que no se creen precedentes jurídicos en materia del ciberespacio. La población dominicana debería estar atenta a los pasos de este caso. Puede que genere mucha tela por donde cortar.
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