Uno no sabe si debe llorar o reír con las cosas que tiene que vivir en el experimento que llamamos país. Y después hay quienes pretenden no entender el por qué del repudio que tiene la figura de Leoncio Fernández entre la población dominicana. Es que estos individuos inspiran cero respeto y por eso es que estamos como estamos.
El acontecimiento más reciente de la ridiculez oficialista es el de la señora Paulino, la que dirige el departamento de protección al consumidor, convocando a una huelga de pollos para el día 17. Así mismo es. El mencionado día se está llamando a los dominicanos a no consumir pollo dizque para protestar en contra de los productores y distribuidores que no aceptan venderlo a 43 pesos por libra y sin embargo lo siguen vendiendo a más de 50.
Esta gente compran elecciones a su antojo, construyen metros y túneles cuando les da la gana y sin consultarnos, pero no pueden controlar los precios de los productos que conforman la canasta familiar. ¡Qué capacidad!
Entonces son ellos mismos, los del gobierno, los que llaman a huelga contra unos individuos a quienes ellos deberían poder hacer entrar en obediencia mediante el uso de los poderes que las leyes le confieren. ¡Válgame Dios!
Digo, si fuera por mí, el pueblo dominicano podría permanecer un mes completo sin comer pollo para que los productores entiendan que si el gobierno no puede nosotros sí. Ay, pero que falta mucho antes que mi pueblo entienda el poder de las masas.
Sigo sin perder esperanzas.
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