Eso de condenar a Fausto Carmona, quien recuperó su antiguo y verdadero nombre de Roberto Hernández, a 150 horas de labor comunitaria no me parece que tenga sentido alguno. Sobretodo cuando cien de esas horas habrá de pasarla el pelotero impartiendo charlas a los jóvenes acerca de las razones por las cuales no es bueno falsificar identidades. ¿verdad que suena ridículo?
Yo sí entiendo que no hay que exagerar la nota sentenciándolo a prisión ni nada por el estilo, aunque eso es lo que manda el librito aquel, pero sí sería bueno que le hubieran sentenciado a contribuir con la comunidad de manera diferente. Por ej: la donación de doscientas bolas de baloncesto a por lo menos veinte clubes de escasos recursos de diferentes poblaciones dominicanas, donación de mil diccionarios y libros de textos a escuelas públicas y quinientos pares de tenis a jóvenes deportistas de barrios marginados. Con esa sentencia, acompañada de una aparición pública del jugador en la cual pidiera disculpas a la sociedad y principalmente a los jóvenes que lo siguen y admiran, hubiera sido mil veces mejor que la que le impusieron.
¿qué va a saber Fausto o Roberto de las consecuencias de falsificar una identidad si él no está teniendo ninguna? La verdad es que él, al igual que muchos, lo hizo para obtener un contrato de trabajo, entonces que pague con lo mismo que él consiguió. Con dinero ¿con qué más? Y que los beneficios vayan directamente a los que más lo necesitan, ¿escuchó su señoría?
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