La decisión de la Suprema Corte de Justicia de la República Dominicana de declarar inadmisible la demanda que Hipólito Mejía había interpuesto en contra del senador banilejo, Wilton Guerrero, y el director del periódico El Caribe, Osvaldo Santana, agrega más oscuridad al ámbito judicial dominicano que no acaba de asumir una postura definida dentro de nuestra sociedad.
La motivación de dicha sentencia está fundamentada en la inconstitucionalidad del artículo 46, específicamente el numeral 14 de este artículo, de la ley 6132 sobre expresión y difusión del pensamiento. En ese numeral se le atribuía responsabilidad penal a los directores de los medios en los cuales se publicaran o emitieran informaciones que infringieran la ley, difamando o injuriando a una persona, aunque dicha difamación haya sido cometida por un tercero. Hasta ese punto parece tener lógica el que se desvincule penalmente a un director de medios de un hecho cometido por otro individuo que puede y tiene que ser responsable de lo que dice o escribe en dicho medio. Sí, parece tener lógica.
Lo que no tiene ninguna lógica es que se haya dictaminado que el senador banilejo salga libre de la demanda, porque él no es el director de medios, por lo tanto la inconstitucionalidad declarada por la SCJ del numeral 14, del artículo 46, de la ley 6132 no protege ni excluye al senador Guerrero. Lo que la SCJ tenía que haber hecho era excluir del expediente a Osvaldo Santana, director de El Caribe, y proceder a conocer el fondo de las declaraciones de Guerrero que acusan a Mejía de estar vinculado al narcotráfico mejicano. Eso es un asunto serio.
Es más, el propio Wilton Guerrero, que defendió con tanto ímpetu tales declaraciones, debería ser el primero empeñado en demostrar la veracidad de sus enunciados y no querer escudarse ahora en esta sentencia, a todas luces muy oscura, para decir a la opinión pública que esto es un triunfo del pueblo dominicano. No señor, eso no es así.
El pueblo dominicano triunfaría, en este caso, si el senador Guerrero respalda con pruebas sus acusaciones contra Mejía y, en caso contrario, que se condene a Guerrero por haber difamado, injuriado y afectado el honor de Hipólito Mejía. Trinfaríamos si la verdad prevalece sobre la impunidad. Solamente así y de ninguna otra forma.
¿Entendió, senador Wilton Guerrero?
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