Es siempre lamentable enterarse de la pérdida de un ser humano por causa de la violencia, la injustificada violencia entre hermanos, que caracteriza a pueblos poco civilizados. La muerte del coronel Julián Suárez Cordero, en medio de protestas ocurridas en los predios de la Uasd, sólo sirve para, además de llevar dolor a otra familia dominicana, demostrar al mundo que seguimos siendo una nación hostil y salvaje, que carecemos de la capacidad suficiente para exigir nuestros derechos sin llegar a estas violentas manifestaciones de odio y sed de venganza. Deberíamos reflexionar sobre todas estas acciones que enlutecen a la familia quisqueyana.
Lo mismo va para la Policía Nacional como para los manifestantes huelgarios. Es hora de respetarnos como seres humanos, respetar los derechos de nuestros hermanos, querernos un poquito más.
La policía debe entender que aquellos tiempos de represión unilateral hace tiempo terminaron. Los dominicanos, en sentido general tenemos que hallar la fórmula para iniciar la transformación de nuestra nación sin llegar al salvajismo. No más muertes violentas que enturbian las protestas.
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