Su nombre es Euclides Sánchez, actual senador de la provincia La vega. A diferencia de otros compañeros de su partido con quienes comparte la misión de elaborar leyes en el congreso nacional, Euclides Sánchez es un individuo educado, sabe expresarse, y parece ser inteligente. Claro, La Vega se caracteriza por ser una provincia donde se rinde culto a la educación, al deporte, y a las bellas artes, así que puede esperarse que los veganos sepan elegir a sus representantes.
Esta mañana Euclides Sánchez estuvo en el Despertador con Edith Febles y Marino Zapete. Allí habló abiertamente acerca de su oposición a la explotación de loma Miranda, defendió la preservación de nuestros recursos naturales, enarboló la bandera nacionalista de utilizar nuestros técnicos para realizar los estudios ambientales pertinentes con relación a temas como el caso de loma Miranda, se quejó de que los dominicanos no somos suficientemente nacionalistas y que mencionamos a Duarte protocolarmente pero nos comportamos como Pedro Santana. Hasta ahí todo iba bien. Más que bien, diría yo.
Lo malo es cuando vemos a un señor educado e inteligente admitiendo en televisión nacional que nuestros senadores, él incluido, aprobaron el contrato de la Barryck Gold sin leerlo porque fue una línea política emitida desde la cúpula de su partido; lo malo sigue cuando este señor que representa a la ciudad culta y olímpica de La Vega, confiesa que él no recuerda si votó o no a favor del contrato en que LEONEL Fernández y su gente vendieron los 200 kilómetros de playa a menos de seis dólares el metro al italiano Aldo Meroni, y luego cuando se le aclara que el contrato no menciona la bahía de las Águilas sino que menciona sólo la parcela 215, entonces él admite la posibilidad de que sí pudiera ser porque no recuerda, porque un tema que actualmente ocupa un primer plano del acontecer nacional no lo motiva a revisar su agenda de trabajo (digo, porque un senador debe tener una agenda de trabajo ¿o no?) para cuestionarse sobre su propio accionar, para prepararse para una entrevista en televisión nacional donde tiene que rendir cuentas a sus representados y a todo el pueblo dominicano; lo malo es que siguió admitiendo que ellos, los senadores que nos cuestan tan caros, son simples objetos decorativos en el congreso, que están sujetos a los antojos de la cúpula de su partido, que aún sus propias convicciones carecen de importancia ante la orden recibida por sus superiores partidarios, que los ciudadanos que loeligieron importan menos que las desmedidas ambiciones del comité político del PLD, que él mismo siente sus manos atadas por no estar de acuerdo con muchos de los lineamientos de su partido pero él cuan recluta enrolado en el ejército, obedece servilmente las órdenes de los generales que conforman la cúpula del PLD como si él ignora que un congresista tiene el poder incluso de interpelar al propio presidente de la república, y que el compromiso con su pueblo es primero y mayor que cualquier otro compromiso, incluido el de su partido. ¡Eso es lo malo!.
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