Es el cuento de nunca acabar. Desde pequeño he sido testigo de las demandas de los profesores por aumento salarial… eso da pena y vergüenza. Pienso que es hora de que la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) comience a operar con la altura y profesionalidad que exige la posición social que ostentan en nuestra nación. Ya basta de semejarse a gremios populares incultos e ineducados que llegan al extremo de exponerse a ser maltratados por agentes antimotines que les arrojan bombas lacrimógenas. Ese accionar debe quedar en el pasado.
El profesorado debe sentarse a redactar un anteproyecto de ley contentivo de normas, regulaciones y requerimientos dignos y propios de tan meritoria profesión como lo es el ser profesor.Exigir que el poder ejecutivo y el poder legislativo se sienten con ellos a revisar dicho anteproyecto y que dicha revisión arroje un resultado que permita sepultar el tema de los salarios y privilegios de los profesores por lo menos por los próximos cincuenta años.
No es sólo el salario, hay otros asuntos a tomar en cuenta: que la ADP sea una institución fuera de la política; que bajo ningún concepto pueda un dirigente político ser presidente de la ADP; que se efectúe una evaluación real y completa de todos los profesores y se les asigne, de manera individual, rangos o niveles de acuerdo a su capacidad, conocimiento, experiencia, y maestrías, y que en base a esos niveles se les asigne el salario que devengarán; que se exija a los profesores el capacitarse continuamente y se les otorguen facilidades para dicha capacitación; que se proteja a los profesores de carrera y no puedan ser removidos de sus cargos a menos que incurran en una falta grave dentro del marco de su profesión o reñida con la ley ordinaria; que un profesor reciba un salario que le conceda el estatus necesario para ser respetado por la calidad de su profesión, digamos tres, cuatro, o cinco salarios mínimos, de este modo sus sueldos se incrementarán automáticamente cada vez que las exigencias de la sociedad obliguen al incremento del salario mínimo general.
En fin, son demasiados puntos a tomar en cuenta para la elaboración de la ley del profesorado dominicano, pero es algo prioritario. De otro modo seguiremos viendo eternamente a nuestros maestros vociferando consignas en las calles y mientras tanto nuestros estudiantes pagan el precio cada vez que no reciben clases por causas de estas huelgas de profesores.
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