El PRD sigue cayendo en trampas.

Es evidente que Hipólito Mejía ha decidido dejar sin efecto el legítimo derecho a patalear que ha asistido a todos los que, sea por la buena o por la mala, se han tenido que conformar con el segundo lugar en los comicios presidenciales. Es lógico que así sea puesto que el tribunal al cual tendría que llevar su reclamo está compuesto por íntimos amigos del presidente del pld y ellos estarían más que encantados en seguir burlándose de Mejía y del PRD. No tiene sentido acudir a ellos.

En lo que a mí respecta, entiendo que el pld ganó con trampas la presidencia que pronto tendrá Danilo Medina. Eso está más que claro. Lo que pasa es que todos saben que las elecciones aquí se caracterizan por ser un concurso de fraudes y trampas, y el que se deja ganar sabe y ya sabía de antemano que no era un juego limpio al que se había inscrito. Eso también está más que claro.

El PRD planeó dejar que las trampas del pld surtieran efecto desde aquel famoso pacto de las corbatas azules que Miguel Vargas firmó con el presidente del pld permitiéndole quedarse con la J.C.E. y todos los demás poderes que ahora le confiere la constitución que Miguel Vargas permitió ingenuamente que se aprobara para beneficio del partido morado. Todo lo demás es historia patria: divisiones internas, jalones de moños, piquetes en los ojos, patadas voladoras, hombres por los aires… eso mismo. El PRD se transformó en la lucha libre de la política y nunca pudieron unir sus fuerzas desde el mismo momento de la firma de ese pacto que revivió a HM y empujó al precipicio a un Miguel Vargas que hasta ese instante parecía el personaje de mayor futuro en la escena política dominicana.

La novela continúa y el PRD no parece haber aprendido una sola lección de todos sus errores. Si no consiguen la unidad de su partido estarán jugando a la oposición eternamente. Eso es así.