miércoles, 23 de mayo de 2012

Hipólito pide paz al pueblo dominicano.

Como un balde de agua fría a los encendidos ánimos de los militantes del partido blanco, y otros que apoyaron a Hipólito en las recién pasadas elecciones, cayó el discurso de anoche que el expresidente dirigió al pueblo desde el salón Anacaona del hotel Jaragua en la capital dominicana.
Todavía a la salida algunos insistían en que querían pegarle candela por las cuatro esquinas a nuestra nación para terminar con la dictadura morada. Esa no es la vía más idónea.
Quizás Hipólito fue demasiado conciliador en procura de que no ocurriera lo peor. Quizás fue precavido, cauteloso, astuto y aconsejado por la sabiduría divina… Quizás hasta merece ser felicitado. Lo que sí se sabe es que nadie quedó conforme con lo que dijo aunque muchos hicieron caso del consejo de no armar revuelo.
Hipólito prometió que moverá cielo y tierra para que esta sea la última vez que tengamos que vivir esta sucia trampa en nuestras elecciones. Yo quisiera creer que fuera verdad que lo vamos a lograr.
La capital dominicana todavía no se repone de lo acontecido. Mucha gente anda rabiando y los mismos que han obtenido ganancia de estos fraudulentos comicios no se atreven a hacer mucho ruido porque ellos saben bien lo que aquí estamos viviendo. Yo pienso que esta es una buena oportunidad para que iniciemos nuestras exigencias de una mejor sociedad: una nueva Junta Central Electoral que no sea nombrada por el presidente ni sus miembros hayan incursionado en política, que sea elegida por el pueblo cada cuatro años; Un Ministerio Público independiente que también sea elegido por el pueblo y que no tenga nexos ni dependencia del gobierno central ni de ningún otro poder del estado para que pueda someter con libertad a la justicia a todos los ladrones de nuestro patrimonio; y por otro lado un Ministerio de Educación independiente para que brinde la educación que necesita nuestra gente. Es más, podemos elegirlos a los tres en las mismas elecciones tan pronto como para el próximo año.
Es hora de que iniciemos nuestra revolución intelectual y consigamos lo que necesitamos.
Adelante y sin desmayar pueblo dominicano.

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