Fíjense bien en las ironías de la vida. Carlos Sánchez es un comediante dominicano que ha intentado utilizar el cantinfleo sin mucho éxito. Eso no lo domina cualquiera. En la otra esquina tenemos al senador de San Cristóbal llamado Tommy Galán, quien es un maestro excelso del cantinfleo.
Lo irónico es que Carlos Sánchez, siendo comediante, se ha expresado públicamente en torno a asuntos de carácter social, y lo hace con tal coherencia, inteligencia y seriedad, que por un minuto a uno se le hace difícil creer que el hombre es un comediante.
En la otra esquina está Tommy Galán, el sancristobero que cobra un saco grandísimo de dinero dizque por representar a San Cristóbal en el senado de la República Dominicana. Pero va a un programa de televisión a tratar asuntos serios concernientes a su trabajo de senador y comienza a cantinflear. Pero lo hace con tanta soltura y donaire que provoca lágrimas en los ojos de tanto que uno se ríe escuchándolo. Llega el momento de pensar que uno está divagando y que quien está hablando es un comediante imitando al senador. ¡Válgame Dios!
Los dominicanos ganaríamos si pudiéramos sustituir a Carlos Sánchez, el comediante, por Tommy Galán el senador. Ganaríamos doblemente, porque un hombre serio iría al congreso, es decir Carlos Sánchez, y un verdadero cantinfleador nos pondría a reír con sus jocosas ocurrencias.
¡que los cambien!, ¡que los cambien!, ¡que los cambien!.
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