Mil cámaras para vigilar el Gran Santo Domingo, 300 nuevos agentes para la Autoridad Metropolitana de Transporte, motocicletas nuevas para dichos agentes, un nuevo centro de poligrafía para detectar policías mentirosos y apartarlos de las filas, incorporar al patrullaje a los policías que trabajan para particulares, implemntación del 911… ¿Dónde está lo nuevo?. Todas esas promesas las vengo escuchando desde hace rato. Hubiera sido mejor comenzar a ejecutarlas sin avisarlas. Sí, porque decir que el patrullaje policial se incrementará en San Cristóbal, La Altagracia, Santiago, y el Gran Santo Domingo, es como enviarle una notificación de desalojo a los delincuentes. Algo así como: "ya ustedes saben muchachones, múdense a otras provincias hasta que esto se enfríe." Suena hasta un poco ridículo.
Como si el gobierno no supiera que las mayores causas de la delincuencia son la pobreza, el hambre y el desempleo. Las tres harinas del mismo costal. Yo pensaba que Danilo anunciaría la construcción de diez nuevas fábricas estatales, fuera de Santo Domingo, donde se emplearían centenares de hombres y mujeres tanto en la construcción como en el desarrollo operacional de las mismas; o que a lo mejor anunciaría la creación de cincuenta clubes deportivos y culturales en toda la geografía nacional donde nuestros jóvenes aprenderían música, danza, teatro, idiomas, informática y practicarían deportes varios; o quizás podría haber anunciado que Infotep iniciaría una agresiva campaña de capacitación técnica en: electricidad, plomería, ebanistería, tapicería, mecánica automotriz, y otras áreas del ámbito de capacitación laboral que traería la apertura de nuevos centros de infotep en cada sector popular de nuestra nación… Nada de eso pasó.
Con las medidas anunciadas no se mitiga el hambre, tampoco se abren oportunidades de empleos ni se capacita a nuestros jóvenes para que puedan tener una opción diferente en la cual pensar.
Hay un refrán que dice que "el que hace la ley hace la trampa."Si se implementan las medidas anunciadas sin depurar la policía nacional, es cuestión de tiempo, poco tiempo, para que los trucos nuevos se vuelvan viejos para el crimen organizado. Gobernar en el siglo XXI no es cuestión ligera. Hay que pensar en cosas serias y remedios reales si de verdad queremos combatir nuestros males.
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